Soy lector de EL PAÍS y deseo comunicarles una de las mayores tonterías que he presenciado en el largo recorrido de mi vida. Cómo el pueblo con la renta más ínfima de España, si hacemos caso del informe de La Caixa, puede permitirse felicitar, con cargo al presupuesto municipal, a cada uno de los ciudadanos que se llaman Antonio. No es el problema de esta ciudad el narcotráfico, como de forma inadecuada reflejó su diario, sino la incompetencia y corrupción de políticos como el alcalde y su compinche, Antonio Prats.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 27 de junio de 2002