Lo pequeño puede ser bonito, bueno y barato. Es lo que piensan los principales fabricantes de chips y otros componentes informáticos, que están adoptando la nanotecnología para obtener productos más potentes, económicos y de menor consumo.
La nanotecnología es la habilidad de crear, manipular y usar materiales, aparatos y sistemas que tengan nuevas propiedades y funciones debido al pequeño tamaño de sus estructuras. Unas formas que se miden en nanómetros (la milmillonésima parte del metro).
Por ahora, la fabricación de semiconductores ha cumplido con las expectativas de la Ley de Moore, que dice que cada 18 meses se duplica el número de transistores que se integra en los chips. Pero las leyes físicas pueden limitar la vida del silicio, el material empleado en los microprocesadores, a 10 o 15 años, aunque algunos expertos expanden sus posibilidades a 50 años más.
Para evitar que la ley caduque, la industria ha echado mano de la nanoelectrónica, una rama de la nanotecnología. También busca sustitutos al silicio, como los nanotubos de carbono. Si se demuestra su viabilidad, IBM piensa reconvertir algunas de sus plantas para fabricar chips con nanotubos dentro de tres años. De momento, Intel espera producir en 2003 productos de comunicaciones avanzados con procesos de 90 nanómetros. Pero con silicio.
La tecnología aplicada al desarrollo de semiconductores tiene un gran potencial de negocio: según el investigador Robert Doering, de Texas Instruments, puede ascender a 318.000 millones de euros. Hay que tener en cuenta que el coste de construir una planta para fabricar nuevos chips se está encareciendo: la organización International Technology Roadmap for Semiconductores calcula que pasará de los 2.000 millones de euros en el año 2001 a los 5.000 millones de euros en 2008. El beneficio de la nanotecnología es amplio. Grandes fabricantes como IBM, Hewlett-Packard o Fujitsu se afanan por construir sistemas de almacenamiento ultradensos; Samsung, monitores con nanotubos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 27 de junio de 2002