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NUEVO ESCÁNDALO FINANCIERO EN EE UU

La auditora Andersen, otra vez en la picota

Ocho meses después de que estallase el escándalo de Enron, un nuevo fraude financiero en Estados Unidos sacudió Wall Street y el resto de los mercados internacionales. WorldCom, la segunda operadora telefónica estadounidense y otrora la imagen del éxito empresarial más agresivo encarnado por su ex presindente Bernie Ebbers, reconoció ayer que había registrado en sus libros 3.850 millones de dólares de gastos como inversiones en 2001. La auditora de esas cuentas, para colmo, había sido Andersen, la misma del caso Enron. Con este segundo gran escándalo los inversores ya no saben qué creer ni a quién creer. Las bolsas europeas retrocedieron ayer un 2% de media.

El estallido de WorldCom no podía haber llegado en un momento más inoportuno para Andersen, que pocas horas antes de que trascendieran las maquinaciones contables de la telefónica había presentado un recurso ante la juez de Houston en el que pedía la revocación del veredicto que declaró a la auditora culpable de obstrucción a la justicia en el caso Enron. La auditora sostiene que el fallo se basó en una actuación no delictiva de sus empleados.

Andersen alega en el caso de WorldCom, como hizo en un principio con el de Enron, que los responsables financieros de la compañía ocultaron información a sus auditores, a quienes no revelaron las conflictivas decisiones contables que convirtieron en beneficios pérdidas multimillonarias.

La fiscalía no aceptó aquellas excusas de Andersen y procedió en marzo a su procesamiento por obstrucción a la justicia mediante la destrucción de toneladas de documentos de Enron. El juicio, que comenzó el 6 de mayo, concluyó el pasado día 15 con la condena de la auditora. Pero en un espectacular golpe de efecto, el jurado consideró que las acusaciones no eran importantes y que fue la abogada Nancy Temple quien actuó como 'persuasor corrupto' al modificar un informe en el que el auditor David Duncan criticaba el modo en que Andersen anunciaba sus resultados. Temple transformó en contabilidad 'agresiva' lo que para el auditor eran datos 'engañosos'.

Argumentos de la auditora

Andersen señala en su recurso que la acusación nunca alegó que la abogada hubiera incurrido en conducta delictiva. 'Es extremadamente raro, si no sin precedentes, que los jurados anuncien en términos inequívocos que su veredicto descansa sobre argumentos legalmente inválidos', se lee en el documento. 'Los jurados dejaron claro que rechazaban las alegaciones del Gobierno'. Según la defensa, ello convierte al veredicto en insostenible e ilegítimo y, por lo tanto, debe ser anulado por la juez Melinda Harmon.

'Si participar en la reescritura de un documento puede ser convertido en delito, todos los bufetes de EE UU incurren en conducta delictiva', insiste la defensa. La auditora arguye también los comentarios de algunos jurados que revelaban desconcierto sobre las instrucciones recibidas de la juez, pero la ley prohíbe que las manifestaciones post juicio sean tenidas en cuenta a la hora de considerar un recurso de nulidad.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 27 de junio de 2002