Nada menos que siete plantas de un edificio radicado en Madrid -la discoteca Kapital, situada en la calle de Atocha- serán hoy la sede de IK (Interactive Key) 4, un festival multidisciplinar promovido por la revista local El Duende, que aspira a recuperar la ciudad para las manifestaciones artísticas y culturales más modernas e imbricadas en el ámbito juvenil. Bajo el epígrafe Kilómetro imaginario, el IK-4 propone una travesía por diferentes experiencias culturales.
En la primera planta del edificio, denominada Ruta 66, se combinará el pop de Australian Blonde, Sidonie y Deluxe con la música de The Travelling Drums, el humor teatral de Yllana y la danza de Corps. En la segunda planta, la Speed station, reinará el mundo audiovisual con exposiciones fotográficas, videojuegos y montajes de realidad virtual. En la tercera planta, Retrovisor, se pinchará la mejor selección de rock realizada por periodistas especializados, como Diego A. Manrique, Carlos Pina y Bruno Galindo.
También habrá música en vivo con un concierto acústico de Javier Álvarez y un duelo de instrumentistas de armónica, ofrecido en varios pases.
La quinta planta, Drive in cinema, albergará tres pases de cortos cinematográficos, entre ellos Huele bien, con Paula Vázquez y José Coronado; Tú la llevas, con Tristán Ulloa y Fele Martínez, y Cero en conciencia, de Jonás Groucho Trueba, con Jorge Sanz y Fernando Ramallo. En la planta sexta, el Cabaret-dinner, podrá contemplarse el espectáculo interactivo En la carretera, a cargo de la compañía Iglú. En la terraza de la planta séptima estará radicado el Blue motel, un espacio a cielo abierto para el arte y la relajación.
Rubén Arribas, director de la revista El Duende y organizador del festival, afirma: 'Hay diferencias sustanciales entre Madrid y Barcelona. Allí te dejan una iglesia para un concierto de música electrónica. Es una ciudad que apuesta por la modernidad, las propuestas jóvenes y vanguardistas. En Madrid, funciona mejor el sector profesional, las ferias y cosas así. La diferencia es abismal. Madrid siempre ha sido una ciudad de noche fabulosa, siempre en primera línea, que aportaba una gente abierta y predispuesta a iniciativas. La movida fue un ejemplo, pero eso se está perdiendo. Reivindicamos calidad para la noche. La gente paga una pasta por las copas y casi nunca se le ofrece nada'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 27 de junio de 2002