Los habitantes de la Alta Ribagorça no podemos tener accidentes, ni enfermar de repente, en días festivos y supongo que en ningún momento.
El sábado 1 de junio acudí al CAP (centro de asistencia primaria) de El Pont de Suert a las cinco de la tarde con cinco heridos, pero el CAP estaba cerrado. Llamé al teléfono de urgencias y dijeron que ya acudirían, pasaron 20 minutos hasta que llegó una doctora, que no mostró ningún interés por los heridos, y, sin preguntar qué les había pasado, no se le ocurre otra cosa que decir que sacáramos el coche porque estaba invadiendo parte de la línea amarilla destinada a parada de ambulancias.
Le dije que en aquel momento lo más importante eran los heridos, les hicieron las curas y nos marchamos al hospital de Vielha. Al día siguiente la llamé para que se disculpara por su comportamiento y su respuesta fue que si tenía quejas que las presentara a la dirección del CAP.
En esta comarca tenemos unos servicios sanitarios deficientes, estamos muy lejos de los hospitales y además tenemos que soportar el trato prepotente de médicos que se creen superiores al resto de los ciudadanos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 28 de junio de 2002