El PP se ha enzarzado en una virulenta crisis interna y nadie en la dirección del partido o del Gobierno sabe explicar la razón o a quién beneficia, aparte de al PSOE. Los populares achacan el cruce de declaraciones desatado en los dos últimos días al 'evidente nerviosismo e inquietud' del PP de Madrid por la falta de un candidato definido para la alcaldía de la capital. El ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, lejos de callar, se ratificó ayer en sus críticas de la víspera contra los métodos de la dirección del partido, encabezada por Javier Arenas, para testar y determinar con sondeos los posibles candidatos para las próximas elecciones municipales. Arenas le ha respondido que da la polémica por terminada.
Aznar considera que los dirigentes populares "hacen bien" en realizar sondeos
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Cascos, anterior secretario general del PP, considera un "error" que la dirección del partido busque el candidato idóneo para la alcaldía de Madrid mediante encuestas ciudadanas. "Empezamos eligiendo candidatos en encuestas, seguimos encargando el programa de gobierno a un gabinete de estudios y terminamos organizando las campañas electorales con una oficina de imagen", ironizó el miércoles.
Ayer, el ministro de Fomento fue más allá y culpó a Arenas, aunque de forma indirecta, de provocar la crisis. "Decir que yo agito las tranquilas aguas de mi partido me parece que es contar la historia al revés. Las tranquilas aguas se han agitado cuando se han divulgado las encuestas, y tengo que volver a recordar que jamás se habían divulgado antes, porque es regalarle el trabajo a los demás". Una acusación que causó "perplejidad" en la dirección el partido, desde donde se alega que aún no se ha conocido ningún dato de esa encuesta.
Arenas no quiso entrar a fomentar un debate que "divide la cohesión" del PP, pero mandó a su portavoz a reclamar infructuosamente "prudencia" a Cascos.
El presidente del Gobierno, José María Aznar, de viaje en Canadá, aseguró que no da "más trascendencia" al asunto, informa Peru Egurbide "El PP tiene sus métodos de selección de candidatos y no los va a cambiar", zanjó, si bien consideró que los dirigentes de su partido "hacen bien" en recabar toda la información necesaria para preparar la campaña.
Por si no lo había dejado claro la víspera, Cascos reiteró ayer -a preguntas de los periodistas, porque presume de que nunca habla desde el anonimato- que en sus 11 años en la secretaría general "nunca jamás" utilizó los "cientos de encuestas" que encargó para seleccionar o evaluar candidatos.
Aunque el contenido de las declaraciones en público de la caravana de dirigentes del PP que se pronunció ayer sobre la queja de Cascos pareció idéntico, ese escenario no fue más que una ficción. Los populares se dividieron en dos bandos. Uno suscribió la literalidad de las expresiones de Cascos y, lo más importante, su preocupación por el abuso de las encuestas para "condicionar" candidatos, incluso a la sucesión de Aznar. El otro frente se alineó con Arenas y asumió la doctrina oficial de que los sondeos no son más que un instrumento de la política moderna. En esa nave se embarcaron Jaime Mayor, Josep Piqué y Ángel Acebes.
En el lado de Cascos se situó, obviamente, el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, quien señaló que "en el partido se le ha oído muy bien" al ministro de Fomento. Esa "opinión personal la suscribe mucha gente, y yo mismo". La cuestionada figura del regidor madrileño es, en principio, el origen de esta agria polémica interna en el PP, aunque algunos observadores, especialmente del PSOE, pretenden agigantarla para conducirla hacia la morbosa incógnita de la sucesión de Aznar.
El futuro político de Manzano pende de demasiados elementos. Muchos dirigentes nacionales del PP apuestan en privado por cambiar de candidato, sobre todo ante la pujanza de la aspirante del PSOE, Trinidad Jiménez. La dirección nacional encargó y realizó a finales de mayo una encuesta de 6.000 entrevistas sobre la situación política en la capital. También se sabe que el PP aprovechó ese trabajo para incluir en la valoración de líderes -junto a Manzano, Esperanza Aguirre y Mercedes de la Merced- otros dirigentes de mayor proyección, como Rodrigo Rato, Alberto Ruiz-Gallardón o Loyola de Palacio. En el PP niegan haber incluido a Mayor.
Esta baraja de nombres ha desatado el malestar de Cascos y de Manzano, y "ha multiplicado el nerviosismo y la inquietud" del partido en Madrid y de los principales aspirantes, según fuentes de la dirección nacional.
Aunque el ministro rechazó pretensiones de protagonismo o de fomentar divisiones internas, sí quiso dejar claro contra quien dirigía sus quejas: "Las tranquilas aguas del PP se han agitado cuando se han divulgado las encuestas". Arenas, en un principio, no quiso darse por aludido. Comentó que coincidía "al cien por cien" con Cascos y otros que le respaldaron, como Manuel Fraga, en el sentido de que las candidaturas deben ser elegidas por los comités electorales. Pero advirtió de que "el éxito del PP es no polemizar en público con asuntos que sólo tienen que ver con la vida interna del partido".
El portavoz oficial del PP, Rafael Hernando, le exigió a Cascos "prudencia" y que dirija sus opiniones a los "órganos internos". En buena hora. El ministro no tardó en replicarle con un aviso indirecto para su jefe, Arenas, al que le recomendó maliciosamente "prudencia a la hora de filtrar las encuestas".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 28 de junio de 2002