El Consejo Constitucional de Marruecos ha rechazado tres apartados de la ley electoral que iba a regir las primeras elecciones legislativas de la era del rey Mohamed VI. Previstos para finales de septiembre, los comicios "transparentes", según se comprometió el Gobierno de Rabat, deberán, probablemente, ser aplazados. Para que el retraso no sea excesivo, el Ejecutivo de Abderramán Yusufi tendrá que convocar una sesión extraordinaria del Parlamento en julio en la que serían aprobadas las modificaciones impuestas por el Constitucional.
Tras laboriosas negociaciones, la Cámara de Representantes (Parlamento) aprobó, el pasado 6 de mayo, una nueva ley electoral cuya principal novedad consistía en reservar 30 escaños -el 9,2% de las bancas- para mujeres, una decisión celebrada por las asociaciones feministas marroquíes. Hasta ahora sólo había dos mujeres entre los 325 diputados.
Ésta es la principal disposición que el órgano encargado de velar por la Constitución anula. En ningún caso cuestiona que se establezca implícitamente una cuota para las mujeres, pero sí las modalidades de elección de esa lista nacional femenina que trasciende las circunscripciones.
El Consejo Constitucional rechaza, además, alguna de las incompatibilidades establecidas para presentarse a senador y, sobre todo, abroga la obligación de estar afiliado a un partido para ser candidato a las legisltivas. Los independientes podrán, por tanto, aspirar a ocupar un escaño.
La decisión de los guardianes de la Constitución supone un revés para el ministro del Interior, Driss Jettu, artífice de la nueva ley, y para los partidos que le dieron su respaldo. "Con las modificaciones estipuladas por el Consejo Constuticional, el asunto [de la ley electoral] es cada vez menos estimulante", aseguraba ayer el diario socialista Libération.
Comicios trucados
En un país en el que, según denuncian sus propios semanarios, la Justicia y los órganos de control gozan de escasa independencia, la decisión del Consejo Constitucional, enmendando la plana a un ministro como Jettu, nombrado directamente por el rey, ha causado una gran sorpresa.
Lo que más preocupa a los grandes partidos marroquíes es que se quiebre el acuerdo que alcanzaron con Hassan II y que impidió a los independientes concurrir a los comicios de 1993 y 1997. Aquellas elecciones fueron ampliamente trucadas, según reconocen hoy en día los que participaron en ellas.
La presentación de independientes "se añadirá a la de las 34 formaciones políticas inscritas para convertir, en este contexto, a las elecciones en algo surrealista", añade Libération, manifestando el temor de que la profusión de candidaturas cree confusión en unos votantes poco acostumbrados a acudir a las urnas.
La convocatoria de los comicios ha suscitado hasta ahora poco entusiasmo entre los marroquíes pese a las promesas de transparencia y honestidad hechas desde el poder. Pocos ciudadanos han tramitado el carné electoral, indispensable para votar, y el Ministerio del Interior se ha visto ya obligado a retrasar la fecha límite prevista para la obtención de ese documento.
"La mayoría de los jóvenes hacen ascos" a la inscripción electoral, se lamentaba ayer Le Nouvelle Tribune. "Deficiente papel de los partidos, falta de valentía o de instrucción (...), rémoras del pasado, todas estas razones deben interpelar a la clase política", aseguraba el semanario.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 29 de junio de 2002