El Ejército israelí destruyó anoche, con cargas de dinamita, la mayor parte de la sede del gobernador palestino de Hebrón, que mantenía bajo asedio desde hacía cuatro días y en el interior de la cual se encontraban atrincherados un número no determinado de policías palestinos, que trataban de proteger a una docena de activistas radicales de los Tanzim y de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa. Anoche se desconocía si la explosión había provocado alguna víctima dentro del edificio, que también alberga los registros de nacimiento y de matrimonios.
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Horas antes de que soldados del cuerpo de ingenieros efectuaran la voladura, un ex ministro del Gobierno palestino, Talal Sadr, sin aparente vinculación con la actual Administración de Yasir Arafat y en un esfuerzo puramente humanitario, había entrado en interior de la sede del gobernador para parlamentar con los atrincherados y tratar de convencer a los agentes de seguridad de que se rindieran a las tropas israelíes. Pero el emisario salió con las manos vacías, alegando que los funcionarios exigían para dejar el asedio ser trasladados a Gaza, en una operación similar a la pactada meses atrás en el asedio de la Basílica de la Natividad de Belén.
El Ejército impidió que representantes de la Cruz Roja Internacional o de la Unión Europea se acercaran al lugar, que como el resto de la ciudad y de la región se encuentra bajo estricto toque de queda. El aérea ha sido declarada zona militar cerrada, prohibida a la prensa.
Una vez fracasada la operación de mediación, el responsable militar de la zona decidió precipitar la operación bélica, para acabar cuanto antes con el asedio e impedir que se convirtiera en un símbolo para la causa palestina, como ocurrió con la Basílica de Belén. Tropas de refuerzo fueron apostadas en numerosos puntos de la ciudad, sobre las azoteas y los tejados cercanos a la sede del gobernador, un viejo edificio construido durante la época colonial británica (1923-1948) y que actualmente albergaba la sede de la policía, del gobernador, así como otros servicios cívicos, incluidos el registro de nacimientos y matrimonios.
Oferta de rendición
Un mando del Ejército israelí aseguró anoche que antes de que se llevara a término la operación de destrucción del edificio, conocido como la Aimara, las tropas habían ofrecido a los atrincherados la posibilidad de entregarse, a lo que al parecer no hicieron caso. Tras la voladura las máquinas excavadoras del Ejército limpiaron de escombros los accesos, dejando el camino expedito para que las tropas de infanteria pudieran entrar entre la ruinas para tratar de acabar con la operación y detener a los supervivientes.
Con la toma de esta sede oficial de la Autoridad Palestina (AP) culmina la ocupación de la ciudad de Hebrón, ubicada al sur de Cisjordania, que como otras seis ciudades palestinas -Nablus, Tulakrem, Yenín, Belén, Ramala, y Kalkilia- se encuentran bajo control de Israel en represalia por un triple atentando que costó la vida a 26 personas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 29 de junio de 2002