Soy vecino de la calle del Mirador de la Reina, en el barrio de Arroyo del Fresno, y desde que estoy habitando mi actual vivienda he estado, como muchos otros vecinos, preocupado por una subestación eléctrica que la compañía Iberdrola tiene enfrente de varios bloques de viviendas a escasos metros de las mismas, además de estar próxima a numerosos centros, tanto públicos como privados (colegio, instituto, hospital...).
Muchos vecinos, ante la peligrosidad, cada vez más demostrada, que representan las ondas electromagnéticas en la salud de las personas que viven próximas a la influencia de dichos campos magnéticos, y el peligro potencial que este tipo de instalaciones conlleva por poder sufrir algún tipo de accidente de consecuencias graves, teníamos la esperanza de que nuestros representantes políticos, con buen criterio, tomasen las medidas oportunas para ir eliminando o enterrando este tipo de instalaciones.
Pues bien, si no querías lentejas, toma dos platos. Con estupor vemos cómo se llevan a cabo obras de ampliación en dicha subestación; y todos nos preguntamos en qué piensan nuestros representantes. Dentro de un año, con la mejor de sus sonrisas, nos pedirán que les votemos, sonrisa que, por cierto, será la que les falte a los vecinos, que de seguir así pronto hasta dejaremos de pagar impuestos. ¡Qué alegría!
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 29 de junio de 2002