Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Tribuna:DEBATE

Una doble reflexión

Por primera vez en 74 años, la foguera oficial de Alicante, que se planta en la plaza del Ayuntamiento, no arrancó la cremà de las decenas de monumentos instalados por todos los barrios de la ciudad. Pocas horas antes de la medianoche del lunes día 24, festividad de San Juan, el monumento Reflexiones, obra del artista Pedro Soriano, se escoraba peligrosamente vencido por la gravedad, y era sostenido por el brazo enorme de una grúa. Luego se quemó como un despojo, y de entre sus rescoldos afloraron resentimientos. Ese fuego no se ha apagado, porque el fiasco, tan enorme para algunos, reabre debates nunca cerrados sobre la seguridad de los monumentos. Esa hoguera caída es pura reflexión.

De cualquier adversidad se pueden extraer conclusiones positivas. También algo positivo vamos a lograr después de la caída de la reciente foguera oficial de Alicante, tras un cúmulo de incidencias que tuvieron lugar a partir de la tarde del 20 de junio cuando se retrasaban las tareas de la plantà y se desplomó uno de los fragmentos de su monumental remate. Después del auténtico calvario personal sufrido en estos días -algo que quizá a muchos pueda escaparse a tenor de diversas manifestaciones realizadas a la ligera- en primer lugar lo que me satisface es comprobrar cómo el seguimiento del monumento una vez plantado permitió controlar su caída, algo que al menos en esta contingencia creo que no ha tenido precedentes.

Esta resolución tranquilizadora para la seguridad de los ciudadanos no debe hacernos olvidar el bochorno sufrido por aquellos que de verdad seguimos apostando por la foguera como eje de nuestras principales fiestas. Y qué duda cabe de que contrariedades como ésta, negligencia de altísimo calibre cometida en esta ocasion por el constructor Pedro Soriano, deben evitarse en el futuro, aunque siempre en cuestiones de fiestas el elemento de riesgo está presente. Y para ello no queda más que recordar el triste fallecimiento por electrocución de un joven en la cremà de la foguera experimental en 1986. Algo irremediable -la pérdida de una vida humana- que en este caso se ha limitado a un bochorno estético, pero, sin embargo, en aquella ocasión no recuerdo tanto alboroto. ¿Interesaba entonces menos la fiesta o interesan ahora más otras cosas?

Creo que se impone no sólo la reflexión que amparaba el lema de esta foguera que debe permanecer ya en el olvido. Muchas voces -en muchos casos interesadas y sin rigor- se han dejado oír estos días. Como responsable municipal de fiesta sí tengo muy claras determinadas medidas que se estudiarán de cara a la próxima convocatoria, como el endurecimiento de las sanciones, la mayor significación del aval que pueda proporcionar la trayectoria previa de un artista e incluso la incorporación de algún técnico para supervisar de forma certera el desarrollo de los trabajos seleccionados. En todo caso, si algo se ha de tener claro es que esta contingencia no puede limitar la creatividad y la monumentalidad de los diseños que en años sucesivos se planten en la plaza del Ayuntamiento.

Andrés Llorens Fuster es concejal delegado de Fiestas del Ayuntamiento de Alicante.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de junio de 2002