El Ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, impulsará hoy en Arabia Saudí la venta de material militar español por valor de unos 1.500 millones de dólares. El responsable español se reunirá esta noche en Yedda con su homólogo saudí, el príncipe Sultán, y mañana, con el príncipe heredero, Abdullah. Sobre la mesa estará la adjudicación de un contrato de 800 millones de dólares para modernizar en diez años la flota de 140 blindados medios sobre ruedas (BMR), que la empresa Santa Bárbara, propiedad hoy de la firma estadounidense General Dynamics, vendió en su día a Arabia Saudí e incrementarla con otras 148 unidades.
Además, EADS-CASA, la filial española del consorcio aeronaútico europeo, pugna por suministrar 18 aviones de transporte C-295 a la Fuerza Aérea saudí, que ya tiene cuatro aparatos españoles del modelo CN-235. La operación podría ampliarse con entre cuatro y seis C-295 en versión de patrulla marítima y otros tres al Ministerio del Interior, con un montante global de más de 500 millones de dólares (la misma cantidad de euros).
La principal monarquía del Golfo es un cliente tradicional de la industria militar española, que le suministra regularmente lanzagranadas y munición, entre otros productos, pero los contratos en marcha supondrán, si prosperan, un salto espectacular.
Con su visita a Yedda, el ministro de Defensa pretende relanzar unos contactos que se redujeron notablemente tras los atentados del 11 de septiembre. El conflicto palestino-israelí y un eventual ataque norteamericano contra Irak serán objeto de las conversaciones, como lo han sido ayer y hoy con las máximas autoridades de Bahrein.
Este minúsculo emirato será esta mañana escenario de la visita que el titular de Defensa realizará a la fragata Victoria y al petrolero Marqués de la Ensenada, dos de los tres buques españoles que participan en la operación antiterrorista Libertad Duradera en aguas del oceano Índico. Con esta visita, Trillo-Figueroa ha querido destacar ante la opinión pública la labor que desarrollan los casi 600 marineros -entre ellos 65 mujeres- que zarparon el pasado 22 de marzo del puerto de Rota (Cádiz). En estos cuatro meses han realizado misiones de vigilancia, identificación y reconocimiento del tráfico marítimo para evitar el paso de armas y miembros de la red terrorista Al Qaeda, especialmente entre Somalia y Yemen.
Los barcos españoles han interrogado a un total de 725 buques, identificado a 1.213 y visitado un pesquero de reducidas dimensiones, sin que las sospechas que despertó se viesen confirmadas. En ningún caso han tenido que hacer fuego para obligar a una embarcación a detenerse. Pese a que el saldo resulte aparentemente pobre, Trillo-Figueroa subrayó ayer que "esto no es una exhibición naval, sino operaciones reales", cuyos verdaderos efectos son disuasorios.
Los únicos incidentes han sido la muerte de un marinero y la grave afección de otro en una escala en Mombasa (Kenia), aparentemente por una intoxicación. Su fragata, la Santa María, actualmente en Yibuti, regresará a España el 31 de julio, igual que el Marqués de la Ensenada.
El Gobierno español sólo ha aprobado su participación en la operación Libertad Duradera hasta el 15 de septiembre, pero el ministro admitió que probablemente se prorrogue al menos hasta final de año.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de junio de 2002