Los empleados de cuatro entidades de ahorro del área metropolitana de Barcelona se llevaron una sorpresa el pasado viernes. Al abrir las sacas donde esperaban encontrar el dinero para colocar en los cajeros automáticos se toparon con papelitos recortados. La cantidad echada en falta asciende a 646.500 euros (107,5 millones de pesetas) y 1.550 dólares. Las investigaciones llevaron a la policía hacia Ángel V. G., de 42 años y 15 de antigüededad en la empresa, guarda conductor del furgón blindado que repartió las sacas. El hombre confesó que había aprovechado el momento en que sus compañeros entraban en una entidad para cambiar las sacas.
Quería pagar deudas de juego que practicaba habitualmente en locales clandestinos. La policía ha recuperado parte del dinero y busca a los otros jugadores que habían amenazado al detenido.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de junio de 2002