'Estas historias no son relatos de ficción, ni tampoco unas notas biográficas. Podrían ser unas crónicas dentro de la crónica, como esas que los periódicos no suelen publicar'. Así arranca el periodista y escritor Juan Arias (Almería, 1932) su libro Las galletas profanadas de mi madre. Editado por Maeva, el libro reúne historias breves recogidas por la memoria de Arias desde su infancia hasta hoy.
Corresponsal de EL PAÍS en Italia y en el Vaticano y hoy en Brasil, Arias divide su libro en cuatro partes: Historias personales, Personas y personajes, Estampas del Brasil y Entresijos vaticanos. 'He querido centrarme en vivencias tiernas y humanas y aunque en el libro hay nombres propios los más importantes son los personajes anónimos'.
Arias -autor de José Saramago: el amor posible, El Dios en quien no creo; Savater: el arte de vivir, o El dios del papa Wojtyla- recuerda en Las galletas profanadas de mi madre (título que hace referencia a cómo los curas de su colegio se comían las galletas que su madre le enviaba por Navidad) sus encuentros con Fellini y Pasolini; la historia de un párroco italiano que sacó a la venta el supuesto prepucio de Cristo ('en toda una vida profesional cabe de todo'); un viaje en autobús por Río de Janeiro ('el contacto con la probreza me ha enseñado mucho sobre la vida') o cómo haciendo un reportaje en Milán sobre la sociedad de la soledad conoció a un hombre que se negaba a comer con otros en la misma mesa: 'Había estado en un campo de concentración y juró al salir de allí que cada día daría espacio a su soledad'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 4 de julio de 2002