El tremendo accidente de la noche del lunes ha puesto de relieve la necesidad de que en Europa se acometan medidas para mejorar los sistemas de seguridad aérea en un continente en el que anualmente se registran 8,2 millones de movimientos de aeronaves. Ayer, el Gobierno alemán y la Comisión Europea apostaron por acelerar el proyecto de cielo único, que permitirá una gestión común del espacio aéreo europeo y que hasta el momento ha sido bloqueado por varios países, con Francia a la cabeza.
La multiplicidad de sistemas técnicos, normas nacionales diferentes o controles aéreos diferentes para aviones civiles o militares hace muy complicada la gestión del tráfico y en ocasiones diluye las responsabilidades. Frente a ello, el proyecto de cielo único que impulsa la comisaria Loyola de Palacio persigue normas comunes, equipos compatibles y exigencias únicas para toda aeronave que sobrevuele Europa.
Eurocontrol, integrado por 38 países con 60 centros de control (en España: Barcelona, Madrid, Sevilla y Canarias) es la institución sobre la cual girará ese proyecto en coordinación con la Comisión Europea. Ahora, sólo cuatro países (Bélgica, Luxemburgo, Holanda y parte de Alemania) actúan entre sí con normas similares a las que persigue el cielo único a través del centro de Maastricht, que gestiona Eurocontrol, y en breve harán lo propio otros ocho, la mayoría del este de Europa.
'Sería necesario que el individualismo de pequeños Estados sea por fin remplazado por un sistema uniforme en Europa', declaró ayer el ministro alemán de Transportes, Kurt Bodewig. 'Hay que seguir discutiendo, por ejemplo con Francia, porque necesitamos medidas de seguridad más elevadas', agregó. 'El cielo único permitirá a los controladores tener una visión más clara de la situación y saber antes de dónde vienen los aviones para reaccionar con tiempo', añadió el portavoz de De Palacio.
En todo caso, tanto la Comisión como Eurocontrol insisten en que en ningún caso puede relacionarse el accidente con la no puesta en marcha del cielo único, entre otras cosas, porque 'la seguridad al cien por cien no existe', como señaló ayer la Comisión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de julio de 2002