En referencia al informe de la diputada belga del Parlamento Europeo en el cual solicita la legalización del aborto en todos los países pertenecientes a la Unión Europea, María Antonia Avilés, del Partido Popular, ha dicho que 'pretender que todos los países tengan la misma política en una materia que forma parte de las convicciones, de las tradiciones y del acervo propio de cada Estado es un error manifiesto'.
Espero que algún día la señora diputada en cuestión sepa explicar de qué manera un Estado puede ser un sujeto con convicciones, y, por tanto, un ente pensante. Y espero también que no lo haga con ficciones ideológicas del tipo de 'el Estado somos todos', pues ni con ésas logrará explicar cómo la conciencia puede residir en una colectividad y no, como le es propio, en el individuo.
Hasta la Iglesia católica ha sabido explicar mejor su oposición al aborto. Decididamente, cuando los laicos nos subimos al limbo de la alta alegoría, los resultados no pueden ser más lamentables.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 8 de julio de 2002