He hecho varios intentos para reservar mis entradas por teléfono para asistir a la ópera a precios populares. Llamo al número de teléfono 902 244 824 y una voz grabada me dice: 'Su llamada permanece en espera. Será atendido en el momento en el que un operador quede disponible'.
Deleitan mi oído con el concertino de Salvador Bacarisse, que cada poco interrumpen para recordarme que en diez o quince minutos seré atendida.
Al llegar al minuto veintitrés, y sabiendo que me está subiendo la cuenta del teléfono, cuelgo indignada; no estoy dispuesta a hacer más ricos a Telefónica y a Caja Madrid, que ya lo son bastante.
Resignada, decido no ir a la ópera.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 9 de julio de 2002