A la animación habitual del metro parisiense -frecuentes huelgas 'parciales', agresiones a conductores, pulular de músicos y titiriteros que piden dinero-, la empresa de los transportes públicos ha sumado una cinta transportadora de alta velocidad, 'primera de su género en el mundo'. Ha sido instalada en los 182 metros del pasillo subterráneo de Montparnasse, que conecta las diferentes líneas que se cruzan allí con la estación ferroviaria del mismo nombre, y que funciona a una velocidad cuatro veces mayor que la de las cintas convencionales. 'Esto va a permitir vivir las correspondencias de otro modo', profetizó su presidente, Jean-Paul Bailly, antes de que se registraran decenas de accidentes a diario en una cinta que se embala hasta los 11 kilómetros / hora y desacelera bruscamente en los últimos metros. La empresa ha chafado el espectáculo cerrando, de momento, la emocionante instalación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 10 de julio de 2002