Entre las tareas que deja pendientes Celia Villalobos (Málaga, 1949) figura, aparte de no haber permitido la investigación con células madre embrionarias, la creación de una Agencia de Seguridad Alimentaria -encargada de gestionar crisis que tanto la dañaron, como las vacas locas y el aceite de orujo- y completar las transferencias de competencias sanitarias con una ley de coordinación. Tampoco ha logrado cumplir su promesa de establecer límites a las listas de espera. Frente a estos fracasos, Villalobos ha encauzado tres grandes proyectos: el final de las transferencias sanitarias, una oferta pública de empleo que terminará con la interinidad de más de 35.000 trabajadores del Insalud y el pacto para la contención del gasto farmacéutico que firmó con los agentes del sector, desde fabricantes a colegios profesionales, y que en los últimos dos años ha situado el crecimiento anual del gasto público en farmacia por debajo del 10%.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 10 de julio de 2002