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Carolina Doménech medita dejar el arbitraje al sentirse 'vetada' por ser mujer

'No me gustaría pensar mal, pero...'. Carolina Doménech Ceballos, la árbitra que pitó el partido amistoso entre el Real Madrid y el Atlético el pasado dos de enero; la única colegiada que hay en en España en Segunda División B; la única que ha actuado en un encuentro de Primera -como asistente de Ansuategui Roca en un Espanyol-Deportivo en febrero de 1999-, medita dejar el arbitraje por no haber ascendido este año de categoría y sentirse poco respaldada por ser mujer. 'Está vetada, no puede ir contra corriente y se ha encontrado una barrera infranqueable', asegura su padre, José Doménech, presidente del colegio balear de árbitros y ex colegiado de Primera.

'He hecho méritos deportivos para subir', dice Carolina. ¿Entonces, te sientes vetada por ser mujer? 'Es la única razón que veo. Al principio de temporada dije que si no ascendía, lo dejaba. Ya no tengo la ilusión ni la motivación de antes, y estoy pensando dejarlo. Para mí sería un duro golpe, porque es mi vida', añade. La árbitra, una de las tres internacionales españolas, asegura no tener problemas en el colegio balear, pero sí en el ámbito nacional. Carolina, de 26 años y esposa de un árbitro asistente, comenzó en el arbitraje a los 18 años 'como afición', animada por su padre, y en 1998 ascendió a Segunda División B.

'Demasiadas expectativas'

El Comité Técnico de Árbitros se basa en la puntuación que los informadores otorgan a los colegiados durante la temporada para elegir a los que ascienden o descienden. El curso pasado había 140 árbitros en Segunda División B, de los que 20 han bajado a Tercera y sólo seis han subido a Segunda A, un porcentaje muy reducido. 'No hay motivos para sentirse discriminada, ni mucho menos. En Segunda B la competencia es altísima y todos están muy bien preparados', afirma Manuel Díaz Vega, presidente del Comité Técnico de Árbitros, y añade: 'Probablemente el problema es que por ser mujer se han creado demasidas expectativas. En Segunda B hay mucha gente que lleva más años que Carolina, y ella tiene un gran futuro. Está valorada en su justa medida, y si no tiene motivación, es que le falta condición para el arbitraje'.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 12 de julio de 2002