El Ayuntamiento de Barcelona se está especializando en negociar y especular con los terrenos públicos y para equipamientos. Dos ejemplos: en los terrenos del antiguo Hospital Militar se va a permitir la construcción de un rascacielos de 17 plantas destinado a oficinas y administración, y justo al lado, los terrenos de las orillas de las rondas que estaban destinados a viviendas de alquiler económico para jóvenes se venden (o permutan) a un promotor privado como Núñez y Navarro, que no es que esté precisamente especializado en vivienda social y económica. ¿Negocio o bien común? ¿Empresa privada y especuladora o administración pública en beneficio de la comunidad? Pero, por supuesto, los vecinos van a luchar con todas las armas a su alcance para, al menos, evitar que un macroedificio rompa el ahora tranquilo barrio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 14 de julio de 2002