"Ésta es una guerra desigual", dijo acongojado uno de los 14 policías colombianos que durante más de 20 horas aguantó el ataque de unos 400 hombres de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC) en Toribio, departamento del Cauca, al sur del país. La resistencia de los habitantes impidió que tras rendirse por falta de municiones, los guerrilleros se lo llevaran, a él y sus compañeros, secuestrados.
El ataque se inició a las dos de la tarde del jueves. "Avisen, nos están atacando; traigan banderas blancas", fue el llamamiento urgente que hicieron los pobladores, a través de radioteléfono, a poblaciones vecinas , cuando empezó el estallido de los cilindros de gas repletos de metralla. A las nueve y media de la mañana del viernes, los uniformados, sin más balas para defenderse, se entregaron a las FARC. En ese momento la población entera, encabezada por el párroco, se plantó frente a los insurgentes exigiendo la libertad de sus policías. "Ellos son unos varones; unos duros", reconoció Cristian, el comandante guerrillero que entregó a los uniformados y ordenó a sus hombres retirarse. Un niño muerto, dos mujeres heridas y más de 15 casas destrozadas dejó el asalto.
Para los 26.000 habitantes de esta población, indígenas paeses y guambianos, el ataque es una represalia por sus acciones de resistencia civil. Toribio es sede del proyecto Nasa, que recibió el premio nacional de la paz hace dos años por su acción pacífica frente a los grupos guerrilleros y paramilitares.
El pasado miércoles los indígenas salieron a la calle en apoyo a su alcalde, Gabriel Pavi, amenazado, como más de 200 de sus colegas de todo el país, por las FARC. Más de 8.000 indígenas marcharon en solidaridad con su mandatario conminado a renunciar antes del l5 de julio. "Yo me someto a la decisión de mis ancestros. Si optan porque debo quedarme, lo haré, siempre y cuando ellos me brinden garantías", dijo Pavi, quien aceptó el servicio de escoltas de la guardia cívica. Ayer sábado no se sabía del paradero del alcalde. Se cree que al iniciarse el ataque de las FARC, buscó refugio en alguna población vecina.
Asesinato en Medellín
Un grupo de sicarios asesinó el pasado viernes por la anoche al comandante de la unidad antiterrorista de la Policía de Medellín, mayor Luis Francisco Rodríguez Campos y a su conductor, según informaron ayer fuentes oficiales. El oficial, de 36 años, recibió varios disparos de fusil hechos por desconocidos contra el vehículo en que se desplazaba por El Poblado, un exclusivo sector del sureste del área metropolitana de Medellín, ciudad a 440 kilómetros al noroeste de Bogotá.
Por otro lado, el máximo jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), una organización paramilitar de ultraderecha, Carlos Castaño, anunció su retiro de la dirección política de ese grupo ilegal y la puesta en libertad del empresario venezolano Richard Boulton.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 14 de julio de 2002