Ayer fue un día triste para la democracia. Ganó el caciquismo impuesto por Génova. El presidente de la mesa electoral, concejal de Cultura, y su vocal, Fátima (asesora del Ayuntamiento como tapadera para poder dedicarse al partido al 100%, según palabras de ella misma), permitieron que 118 personas, afiliadas de manera irregular, sin pasar por el comité ejecutivo del distrito como mandan los estatutos y que no dudaron en reírse de la foto de Aznar, pudieran votar a pesar de la comunicación expresa del comité de afiliaciones de la regional, que dijo que no podían votar. El proceso electoral estuvo marcado por las trampas, ya que la candidatura del señor Cabrera estuvo dando papeletas en un bar, reconocido por Marcos.
No importa, las elecciones han sido impugnadas gracias a la excelente labor de la interventora, Mayte Álvarez, que no se dejó amedrentar en ningún momento, a pesar de que Fátima llegó a amenazarla con llevarla al comité de ¿derechos? y garantías (no sabemos de qué).
El PP de San Blas está en manos del PSOE. Qué pena. Años y años luchando para que ahora el socio de Romero de Tejada, afiliado en 1997 (qué pena), se haga con el control de un distrito al que no pertenece y afilie antiestatutariamente a 120 personas con ideología claramente de izquierdas, de las cuales 40 viven en una casa más grande que la del Príncipe.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 14 de julio de 2002