Miguel Bosé ha reconocido que hay días en que se levanta siendo ángel, y otros, demonio, siempre en un equilibrio compensado a lo largo del año, aunque sostiene en tono jocoso que apoya a estos últimos para llevar la contraria a su madre, Lucía Bosé, que regenta en Turégano (Segovia) el Museo de los Ángeles. El cantante y actor, junto al compositor y guitarrista Vicente Amigo, rindieron un homenaje al poeta Rafael Alberti, en el centenario de su nacimiento, con la obra Poeta, acompañados por la Orquesta Sinfónica del Mediterráneo, bajo la batuta de José Fabra, dentro de los conciertos de las velas, donde la villa segoviana de Pedraza se ilumina con más de 40.000 candelas, repartidas por calles y plazas medievales. Bosé considera que el trabajo de Vicente Amigo es uno de los más bellos que se han escrito para recordar al poeta gaditano, aunque en el espectáculo, donde interviene como narrador, se considera como la 'guinda del pastel', porque se sitúa a un lado de un escenario, se sienta y ve el concierto en primera fila. Por su parte, el guitarrista tuvo ocasión de agradecer a Miguel su colaboración en el espectáculo, después de casi diez años, argumentando que 'no se lo he dicho antes porque donde hay confianza da asco'. El caso es que cuando Vicente Amigo piensa en tocar y ponerse ante la gente se bloquea y le da miedo, porque la situación le impone, y más ahora que está a las puertas del Real.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 15 de julio de 2002