El Ayuntamiento de Barcelona cerró el ejercicio de 2001 con un fuerte superávit que le permitió reducir su deuda en 91,3 millones de euros (unos 15.200 millones de pesetas), explicó ayer el concejal de Hacienda Ernest Maragall, que añadió que, además, se pagaron 82,8 millones de intereses. Las cuentas correspondientes al pasado año, aseguró, son estupendas y han permitido al equipo de gobierno municipal mejorar casi todos los datos.
Los ingresos corrientes pasaron de 1.590 millones a 1.685, lo que representa una mejora del 6%; por el contrario, los gastos corrientes subieron únicamente el 1% y pasaron de 1.074 millones a 1.150 millones.
Las inversiones municipales sumaron 368,7 millones de euros, un 1,6% por encima de lo previsto. Si se les añaden las de las empresas participadas por el Ayuntamiento, las inversiones totales arrojan una cifra de 420,8 millones. Esto significa un incremento del 45% respecto al año 2000. No obstante, Maragall matizó que las inversiones de una legislatura no pueden ser comparadas año a año ya que en este periodo, los primeros meses son de planificación y decisión y la velocidad punta inversora se alcanza en los años segundo y tercero, mientras que en el cuarto vuelve a decaer.
Maragall sostuvo que la bonanza económica de la ciudad, a la que, dijo, la gestión municipal no es ajena, permite una gestión que no dudó en calificar de excelente, con aumentos de gastos en áreas como la limpieza (un incremento del 15%), los servicios personales (aumento del 10%), parques y jardines y guardia urbana (un 10% en ambos casos).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 16 de julio de 2002