Soy una sufrida ciudadana que vive en la calle de Ifach del barrio de Natzaret. Escribo para llamar la atención de Rita Barberá y de todas las instituciones a las que se les llena la boca diciendo que vivimos en la Valencia del tercer milenio. Nosotros los de la calle de Ifach vivimos en Chicago años veinte.
A lo largo del día se encienden de tres a cuatro hogueras al lado de los coches aparcados, se guisa en la vía pública y se vende droga; no se esconden, la venden en la calle, en las casas, adultos, menores. Se utiliza la calle como almacén de trastos, de sillas, coches abandonados... Aquí siempre es fiesta, a la hora que se les antoja sacan unos altavoces a la calle y los enchufan, y les dan el máximo de potencia, sin importarles si hay personas mayores o enfermas. A toda esta degradación y marginalidad ayuda mucho el estado de abandono de esta calle, hace 35 años que no se arregla; aquí todo vale, nadie ve nada, ni siquiera la policía. Espero que las instituciones pongan alguna solución y podamos vivir con un cierta dignidad, la que nos reconoce la Constitución.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 16 de julio de 2002