Los vecinos de Alcalá de Henares, especialmente los que vivimos, trabajamos o ejercemos nuestra actividad en el llamado casco histórico, el cogollo de la ciudad, creemos en general que una peatonalización bien estudiada, con conocimiento de los impactos que genera una situación tan excepcional como es el cierre de 84 calles, ha de ser el resultado de un meditado plan, en el que estén valorados en primer lugar los perjuicios que ocasiona a los ciudadanos, y en segundo término, las supuestas ventajas que pueden derivar de su ejecución. Del valor de este cociente depende su viabilidad.
Pero éste no ha sido el caso. Sin una decidida política de estacionamientos para tratar de resolver los problemas que 'el objeto rey' ha creado a la sociedad urbana actual, sin un aprovechamiento de los espacios que por debajo de la rasante de las vías y plazas existen en la ciudad y que podrían paliar el tremendo problema de aparcamiento de Alcalá, el gobierno municipal se ha lanzado al vacío, con un cerrojazo a cal y canto del casco histórico. Sus repercusiones o 'efectos colaterales' no están en absoluto valorados y, por tanto, conocidos, y son los que pesarán sobre la ciudadanía.
Creemos en primer lugar necesaria y previa una enérgica política de construcción de aparcamientos -con el menor impacto posible sobre el entorno- y no la ocupación para un simple aparcamiento de superficie del Huerto del Obispo, lugar privilegiado cercano al Palacio Arzobispal, destrozando definitivamente un espacio único al lado de las murallas. ¿Es así como interpretan nuestras autoridades municipales la declaración de Alcalá de Henares como ciudad Patrimonio de la Humanidad?
Los vecinos, comerciantes, empresarios y profesionales que vivimos y ejercemos nuestras actividades desde hace muchos años en el centro de la ciudad acabamos de crear una asociación (Plataforma Complutense) que no está radicalmente opuesta a una racional peatonalización. Pero sí exigimos que se haga como consecuencia de una política que en primer lugar resuelva el problema de dotar a esta zona de suficiente aparcamiento subterráneo (que es el que genera el menor impacto visual sobre el conjunto histórico-artístico) y no 'parchear' la situación desplazando los coches a otras zonas próximas, suficientemente congestionadas ya con miles de automóviles. Nuestra asociación inicia su andadura solicitando la comprensión y la colaboración de todos los medios de comunicación, con el deseo de hacer de nuestra ciudad un verdadero modelo de convivencia y entendimiento ciudadano.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 16 de julio de 2002