El campesino nigeriano Yunusa Rafin Chiyawa puede acabar muriendo lapidado si no apela contra la sentencia dictada el pasado 21 de junio por un tribunal islámico de Ningi (Estado norteño de Bauchi, Nigeria). Acusado de adulterio, Yunusa, de 35 años, se negó a apelar la sentencia, y sólo dispone de una decena de días para hacerlo. El campesino, que no fue representado por abogados durante el juicio, reconoció haber mantenido relaciones sexuales con la esposa de un amigo. La mujer implicada fue liberada después de jurar que Yunusa la había hechizado. Amnistía Internacional (AI) ha iniciado una campaña contra la condena a muerte del campesino.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 16 de julio de 2002