Flaco y con cara de adolescente. A su lado, pegado, como si fuera su sombra, un menudo con cara de niño. Los dos vestidos con la ropa de faena, azul y grana, del equipo en el que ahora militan: el Barça. Juan Román Riquelme, de 24 años, ex jugador del Boca Juniors, no perdió la estela de Javier Saviola, su compatriota de 20 años, que recaló hace un año en el Camp Nou procedente del River Plate. Sucedió ayer, en el primer ensayo de Riquelme como azulgrana, el fichaje estrella del equipo que dirige Louis van Gaal en su regreso a Barcelona. La rivalidad de Riquelme y Saviola en la Liga de su país caducó hace una semana cuando en el Camp Nou se anunció el fichaje del pibe del Boca. El destino les ha unido lejos de su país que llora la marcha de sus ídolos, para el disfrute de la hinchada azulgrana confiada en que los dos argentinos les hagan salir del desencanto en el que se halla inmersa en los últimos tres años sin ganar títulos.
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Riquelme fue puntual en su primer día de trabajo. Entró de puntillas en el vestuario pero pronto se acomodó junto a su anfitrión Saviola, que nada más verle, le saludó de forma efusiva. Luego fue conociendo a sus nuevos compañeros.
El jugador aprobó el examen del primer día y demostró estar parejo de forma al resto de la plantilla, pese a llevar una semana de retraso en el trabajo.
El lunes conocerá a los mundialistas del equipo, y entre ellos al campeón del mundo, Rivaldo, sobre el que su compañero de equipo Patrick Kluivert afirmó que el Barça le necesita. "Espero que se quede. Puede decidir un partido en una acción. Es importante contar con él".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 17 de julio de 2002