Un acuerdo salomónico ha puesto fin, tras 14 meses de polémica, al contencioso de los 12 escaños fantasma en la Cámara de los Diputados italiana. Quedarán congelados, es decir, sin atribuir durante toda la legislatura, reduciendo la cifra de integrantes de la Cámara baja, que la Constitución sitúa en 630 a 618 escaños. La solución llegó el lunes por la tarde después de que el líder radical Marco Pannella presionara a las autoridades con una huelga de sed de una semana de duración, para que resolvieran el contencioso.
El arreglo final no deja de ser pintoresco porque se limita a aceptar como plénum constitucional (618 diputados) el que ya existía desde que se constituyó el nuevo Parlamento tras las elecciones generales de mayo de 2001. En esos comicios, y debido a diversos errores en la elaboración de las listas de Forza Italia (muchos candidatos se presentaron en listas proporcionales y en las circunscripciones que se eligen por mayoría), el partido se encontró con más escaños que candidatos. Normalmente, la cosa se hubiera resuelto pasando el escaño al siguiente en la lista, pero no pudo ser, al menos en 12 casos, porque muchos candidatos de FI estaban ligados a listas falsas, una triquiñuela para evitar la penalización en los votos obtenidos en el apartado proporcional. En esas circunstancias, la oposición reclamó que se distribuyeran los puestos obtenidos entre todos los partidos, pero la coalición de centro-derecha se había negado a ello considerando intolerable que los votos entregados por los electores sirvieran para llevar a la Cámara a los adversarios políticos.
En la obtención del extraño acuerdo ha sido fundamental la presión de Pannella, que ayunó más de 80 días, y mantuvo una estricta huelga de sed durante los siete últimos, interrumpida sólo por la promesa del presidente de la Cámara, Pierferdinando Casini, de resolver el asunto de forma inmediata. El acuerdo, que ha dividido al Polo, se alcanzó gracias a la mediación de un ex diputado de Forza Italia, el ex ministro de Justicia Filippo Mancuso, un rebelde que llegó a romper su carné del partido hace unos meses como protesta por no haber sido designado por el Parlamento como magistrado del Tribunal Constitucional.
Mancuso propuso congelar los escaños y su iniciativa recibió los votos de la mayor parte de los partidos de El Olivo y un puñado, fundamental, de votos de los centristas del Polo. En total fue aprobada por 210 contra 190 sufragios. Forza Italia tuvo que conformarse con el resultado, y Mancuso, que no ocultó la satisfacción por la pequeña venganza, recibió los elogios incluso de Pannella.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 17 de julio de 2002