Una sentencia del Tribunal de Turín ha sentado un nuevo precedente al condenar al dueño de una empresa de seguridad como responsable del infarto de uno de sus empleados, debido, según demostraron algunos expertos de la fiscalía, al exceso de trabajo y al enorme estrés que padecía el enfermo. El caso equivale a considerar el infarto como enfermedad profesional. Luigi D., de 47 años, guardia jurado de la empresa de seguridad privada Argus, sufrió un infarto mientras trabajaba de noche. Mantenía discrepancias con la empresa sobre su adaptabilidad a ese turno, que a veces duraba 12 horas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 17 de julio de 2002