Se acercan las elecciones brasileñas y los asiduos a su diario leeremos -unos esperanzados y otros aprensivos- la crónica de una película a la que ya hemos asistido otras tres veces: la victoria prevista, casi inminente y nunca finalmente alcanzada de Luis Ignacio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), en su cuarto empeño por ser presidente del Brasil..., el tetraperdedor que gana en las encuestas en julio y pierde en el segundo turno en noviembre.
Lamentablemente, no contamos con analistas españoles de la realidad del Brasil que sepan comprender la intrincada complejidad de su sistema político y de las características de su electorado, o que puedan decodificar los problemas del Brasil y transmitirlos a nuestros conciudadanos.
Si existiesen estos brasileñistas españoles capaces de explicar que el electorado brasileño es previsible y consistente, que optará al final por un candidato centrista con un programa moderado y apoyo conservador y que aunque Lula gane en el primer turno no superará al candidato de centro en el segundo, entonces no se generarían en nuestro país falsas expectativas ni temores infundados en las bolsas o en las empresas españolas con intereses en Brasil, recelosos de una victoria del PT.
No sé si ganará Ciro Gomes o José Serra -candidatos moderados luchando por el espacio de centro-, pero sospecho que Lula alcanzará el título de 'tetraperdedor', y luchará aún por el de 'penta' en las elecciones de 2006.
mer turno no superará al candidato de centro en el segundo, entonces no se generarían en nuestro país falsas expectativas ni temores infundados en las bolsas o en las empresas españolas con intereses en Brasil, recelosos de una victoria del PT.
No sé si ganará Ciro Gomes o José Serra -candidatos moderados luchando por el espacio de centro-, pero sospecho que Lula alcanzará el título de 'tetraperdedor', y luchará aún por el de 'penta' en las elecciones de 2006.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 18 de julio de 2002