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CARTAS AL DIRECTOR

Desde Punta Leona

Me voy a referir al esclarecedor artículo que apareció el día 17 firmado por María Rosa de Madariaga, El falso contencioso de la isla del Perejil, y ello con el ánimo de remachar aún más en un clavo tan bien colocado.

Yo estaba en el año 1960 cumpliendo en la Unidad de Automovilismo de Ceuta mis prácticas como alférez de Milicias Universitarias. En ese mismo año murió el rey Mohamed V, y recuerdo bien los días de luto en la población musulmana del barrio de Hadú.

Cerca de esas mismas fechas se organizó un convoy militar para la evacuación de Punta Leona, que se formó con tres camiones y un jeep de la Compañía de Transportes de la Unidad de Automovilismo de Ceuta. Al mando de ese convoy estaba el capitán de caballería Álvaro Martínez de Tejada, del cual yo era su ayudante, y también iba un teniente del que no recuerdo su nombre. En Punta Leona se cargaron en los camiones del convoy los pertrechos de dos tenientes y veintitantos soldados de Regulares de Ceuta, y se abandonaron totalmente vacíos unos pabellones en los que esos militares habían residido (quizá desde 1956, en que acabó el régimen de protectorado) en unas condiciones casi infrahumanas, sin luz ni agua, entre otros servicios.

Antes de abandonar Punta Leona aún pude ver el foso circular de un enorme cañón de costa que había sido inutilizado unos días antes por explosión y ocasionando, según rumores, un percance que hirió a algún soldado.

Ni antes ni después de esta evacuación nadie habló de una isla del Perejil que ya estaba abandonada y en la que supongo que no tendríamos más títulos ni derechos que en Punta Leona.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 19 de julio de 2002