Las palomas de las ciudades son el objeto de las fobias de muchos transeuntes. Sin embargo, quedan otros que ven en las palomas el último reducto de la naturaleza entre el asfalto. En la foto un chico no se consuela con echar miguitas de pan sino alimenta en su regazo al animal.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 19 de julio de 2002