Una vez conocida la relación de beneficiarios de las ayudas de la Administración andaluza a sus funcionarios con cargo a los fondos de Acción Social, preocupa que el criterio que maneja la Administración no responda del todo a las pretendidas finalidades sociales para los que están constituidos dichos fondos. Voy a exponer dos casos de los múltiples que se podrían plantear:
1. Imaginemos un matrimonio con dos hijos que estudian en la Universidad y solicitan ayuda de estudios. Si uno de los padres trabaja como maestro y recibe unos ingresos brutos anuales de 24.000 euros, podrían verse excluidos de las ayudas ya que, según esos datos, los ingresos per cápita del solicitante serían de 6.000 euros. Sigamos con el mismo caso, pero ahora, el otro cónyuge ha prestado también unos servicios a la Administración que han sido retribuidos con 12.000 euros. Pues bien, si lo solicita este último cónyuge sí pueden acceder a dichas ayudas, porque ahora los ingresos per cápita del solicitante sólo son de 3.000 euros. Por esta regla de tres, se ven excluidos hijos de funcionarios con menos recursos familiares. ¿Curioso, no?
2. Otra situación: una familia de cuatro miembros en la que entre los dos cónyuges perciben de la Administración un total de 45.000 euros (22.500 cada uno). En este caso, también podrían ser beneficiarios de estas ayudas por encima de aquellas familias en las que un solo perceptor pueda sobrepasar los 22.500 euros (aunque sean esos sus únicos ingresos). Además, esto sería independiente de que además de estos 45.000 euros, la familia del ejemplo dispusiera de otros ingresos de igual o mayor cantidad por otros conceptos.
Teniendo en cuenta que las ayudas convocadas por las distintas administraciones para el alumnado en general se basan en criterios de renta y obviamente se piden fotocopias de la declaración del ejercicio correspondiente (hasta para las ayudas de libros de 75 euros), ¿no sería más razonable que también las ayudas con cargo a los fondos de Acción Social se hicieran con estos mismos criterios?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de julio de 2002