Naciones Unidas aprobó anoche un tratado contra la tortura, a pesar de que contaba con la oposición de Estados Unidos, que había tratado de bloquearlo por temor a que permita a otros países inspeccionar sus cárceles, especialmente la de Guantánamo, donde están detenidos presuntos colaboradores de Al Qaeda. Este borrador llevaba diez años negociándose y recabó el consenso general hace unos meses, gracias a la mediación de los europeos y los latinoamericanos.
El texto es un protocolo opcional a la Convención contra la Tortura aprobada en 1989. El problema para Washington es que crea un mecanismo de vigilancia que incluye visitas a las prisiones de los países firmantes y otras medidas preventivas para evitar la tortura.
EE UU había planteado una enmienda en el debate del Consejo Económico y Social de la ONU (Ecosoc) en la que pedía que todo se volviese a negociar, lo que hubiese enterrado burocráticamente el protocolo. Sin embargo, la enmienda de Washington no fue aceptada y el texto fue finalmente aprobado por 35 votos a favor, ocho en contra y 10 abstenciones, entre ellas la de Estados Unidos. La Asamblea General de la ONU deberá ratificar este texto en septiembre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 25 de julio de 2002