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Benaissa denuncia que España intenta cambiar lo "decidido" sobre soberanía

El ministro alude, sin dar detalles, a las aguas territoriales y el espacio aéreo de Marruecos y censura un comentario de Ana Palacio

Setenta y dos horas después de que suscribiesen en Rabat el acuerdo sobre Perejil, el ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Mohamed Benaissa, arremetió ayer contra su homóloga española, Ana Palacio, por una comparación que hizo el miércoles entre el bombardeo israelí sobre Gaza y la toma del islote por las fuerzas de seguridad marroquíes.

Más tarde, en el Senado marroquí, denunció, sin dar ningún detalle concreto, que España está intentado modificar "lo decidido" sobre la soberanía de las aguas territoriales y el espacio aéreo.

Mohamed Benaissa leyó ayer en la Cámara de los Consejeros (Senado), en Rabat, un comunicado, difundido por la agencia oficial MAP, en el que denuncia que ha constatado últimamente que "España intenta modificar lo que se había decidido acerca de una cuestión crucial, como es la soberanía incontestada de Marruecos en sus aguas territoriales y en su espacio aéreo en el mar Mediterráneo".

"Marruecos", añadió Benaissa, "expresa su preocupación por esta nueva actitud de España, que quiere sembrar la duda en torno a una cuestión zanjada conforme a las legislaciones en la materia y en el marco del respeto del derecho internacional". "Esta cuestión crucial para Marruecos no necesita ni explicaciones ni discusiones", concluyó.

Horas antes, el ministro de Exteriores marroquí había calificado de "chocante, sorprendente e inadmisible" la comparación establecida por su homóloga Ana Palacio, "entre la mortal incursión aérea israelí contra la población civil palestina en Gaza y el envío de una decena de elementos de seguridad marroquíes al islote despoblado marroquí" de Perejil.

"Dejemos a la comunidad internacional y, en particular, a la opinion pública árabe y musulmana la labor de valorar esa comparación y lo que en ella subyace", añadió Benaissa.

El jefe de la diplomacia marroquí recalcó que las palabras de Palacio "no se enmarcan, en ningún caso, en el sentido de los compromisos adquiridos" el lunes en Rabat cuando acordaron "mantener un diálogo franco, sincero y constructivo para mejorar las relaciones entre ambos países (...)".

En la toma de posesión de varios de sus subordinados, el miércoles pasado, la ministra afirmó que lo sucedido en Gaza, donde la aviación israelí mató a doce niños palestinos, "es un episodio que preocupa [a España], por la misma razón que Perejil, porque es una vulneración de las reglas de derecho". Horas después, Palacio rectificó, en parte, en el inicio de su comparecencia ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso para dar cuenta del acuerdo hispano-marroquí sobre Perejil.

"Mis primeras palabras", afirmó entonces, "son de solidaridad y condena respecto del último incidente grave en este ataque de misiles que ha causado muertos civiles y que representa -de una manera muy distinta-, y yo no quiero, por favor, que se interpreten mal mis palabras y se mezclen las cosas, otra vulneración del Estado de derecho". "Yo en absoluto comparé" ambos hechos, insistió ayer la ministra al conocer la queja de Benaissa.

En otra declaración, la tercera, esta vez a la agencia France Presse, el ministro marroquí dijo que "España no puede prevalerse del escudo europeo" para reforzar su posición en Ceuta y Melilla. "España no debe esgrimir amenazas cada vez que evoca la cuestión del Sáhara marroquí".

El tono beligerante de Benaissa contrasta con el apaciguador de Palacio. Ante el Congreso, el miércoles, la ministra hizo hincapié en que las reformas emprendidas por Mohamed VI están orientadas a "la modernización del país, el fortalecimiento institucional, la consolidación democrática y la profundización de relaciones con sus vecinos del Magreb". La agencia oficial marroquí se apresuró en resaltar que "España saluda las reformas de modernización y democratización emprendidas por Su Majestad el Rey".

La diplomacia española tiene la impresión de que, adoptando una línea dura en público, Benaissa, un hispanófilo del norte de Marruecos, quiere hacer méritos para mantenerse en un cargo para el que fue nombrado por Hassan II, el padre del actual rey.

El desarrollo de la reunión del lunes en Rabat confirmó a los ojos de los funcionarios españoles presentes que es el número dos del ministerio marroquí, Taieb Fassi-Fihri, el que lleva la voz cantante en la política exterior marroquí. El secretario de Estado Fassi-Fihri sí fue nombrado por Mohamed VI.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 26 de julio de 2002