Por primera vez en su habitual cita semanal, los 20 miembros de la Comisión Europea debatieron el pasado miércoles la posibilidad de que el histórico proceso de ampliación de la UE al Este sufra un retraso ante las enormes dificultades que presenta. Varios comisarios, según fuentes del Ejecutivo, se mostraron partidarios de contemplar la hipótesis de que los nuevos Estados, en principio 10, se incorporen como mínimo el 31 de julio de 2004 o el 1 de enero de 2005, y no el 1 de enero de 2004, con lo que ni recibirían las ayudas europeas previstas ahora por la Comisión.
Por primera vez en su habitual cita semanal, los 20 miembros de la Comisión Europea debatieron el pasado miércoles la posibilidad de que el histórico proceso de ampliación de la UE al Este sufra un retraso ante las enormes dificultades que presenta. Varios comisarios, según fuentes del Ejecutivo, se mostraron partidarios de contemplar la hipótesis de que los nuevos Estados, en principio 10, se incorporen como mínimo el 31 de julio de 2004 o el 1 de enero de 2005, y no el 1 de enero de 2004, con lo que ni recibirían las ayudas europeas previstas ahora por la Comisión.
Los países candidatos, si se cumple el probable retraso en la ampliación, tampoco podrían participar como socios en las elecciones al Parlamento Europeo en junio de 2004.
El hecho resulta muy significativo porque pone de relieve que los intensos rumores de pasillos de los últimos meses comienzan a tomar cuerpo en las instituciones europeas. Incluso algunos documentos oficiales de la Comisión sobre la ampliación difundidos esta semana han cambiado la frase de "1 de enero de 2004" por la de "en el curso del año 2004". A los complejos problemas del apretado calendario previsto, sin olvidar el segundo referéndum irlandés para intentar ratificar el Tratado de Niza, se ha sumado este año la dura oposición de Alemania y Holanda, pero también de Suecia y Reino Unido, a la hora de aceptar la factura inicial de la ampliación: 42.000 millones de euros para el periodo 2004-2006.
"La Comisión Europea no desea que la ampliación se atrase, pero hay que estar preparados para esa hipótesis", señalaron ayer personas que han conocido el desarrollo del debate del miércoles. En el turno de intervenciones participó el comisario de la Ampliación, el alemán Günter Verheugen, quien se sumó a la necesidad de que el Ejecutivo comunitario esté preparado para ese posible retraso porque los "riesgos", señaló, existen.
El calendario previsto ahora es el siguiente: en otoño se celebrará el segundo referéndum irlandés sobre el Tratado de Niza, necesario para la ampliación. Si por segunda vez el resultado es negativo, el retraso será inevitable. Al margen de este hecho, en diciembre de este año deben concluir las negociaciones en principio con 10 países (Lituania, Letonia, Estonia, Polonia, República Checa, Eslovaquia, Hungría, Eslovenia, Chipre y Malta). A partir de ahí, en abril de 2003 deberá estar redactado el Tratado de Adhesión, que tendrá que ser ratificado en los meses siguientes. Varios países candidatos han anunciado que organizarán referendos, lo que prolongará el proceso algunos meses. Los actuales 15 miembros del club también tendrán que ratificarlos. Los nuevos países de la UE tendrán que elaborar luego leyes específicas para su participación en las elecciones de junio de 2004 al Parlamento Europeo. En la cumbre europea de Gotemburgo del año pasado se acordó que los nuevos Estados participarán en esas elecciones "como miembros". Si se produce el retraso, quedarán vacíos sus escaños para que los ocupen después.
"Es lógico que una institución como la Comisión Europea contemple varios escenarios", comentaron ayer fuentes del Ejecutivo comunitario, "porque la posibilidad de que haya deslizamientos en le calendario es realista".
El debate en la Comisión se sumó a otro contencioso que guarda relación directa con estos problemas. Para contar con medios suficientes para cuando llegue la ampliación, el Ejecutivo comunitario ha solicitado tener medio millar más de funcionarios (ahora hay unos 12.000), pero el Consejo de la UE, donde están representados los Gobiernos, se niega a ello para no aumentar demasiado el presupuesto comunitario. Pero, además de todos los problemas citados, tampoco está claro si los Quince estarán en condiciones de pactar una posición común sobre la factura de la ampliación antes de concluir el año. Debían haberlo hecho el pasado semestre, pero fue imposible porque Holanda, Alemania, Reino Unido y Suecia se oponen a los pagos directos a la agricultura previstos para los candidatos.
La Comisión Europea propuso en enero que en 2004 sólo accederán al 25% (977 millones de euros) de los pagos directos que realmente les corresponderían si estuvieran hoy en la UE; el porcentaje pasaría al 30% en 2005 (1.173 millones) y subiría anualmente hasta llegar al 100% sólo en 2013. Pese a estos recortes, los citados cuatro países sostienen que las cantidades deben ser más bajas. Si hubiera un retraso en el calendario de la ampliación, en efecto se produciría ese ahorro. En diciembre, en la cumbre de Copenhague, los Quince deberán resolver las dudas y concretar qué países estarán en la primera oleada de la ampliación y cuándo podrán entrar.
[Ayer se presentó en Madrid el informe ¿Quién teme a la gran ampliación?, elaborado por el Centre for Economic Policy Research (CEPR), presidido por Guillermo de la Dehesa, informa Cecilia Jan. El documento aboga por no retrasar la ampliación de la UE, aunque considera necesaria la creación de una política migratoria común, con un periodo de transición sin libre movilidad, aunque con cuotas; la reforma de las políticas de protección social y, sobre todo, de los fondos estructurales, cuya eficiencia se ha de mejorar].
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 26 de julio de 2002