Me gustaría felicitar públicamente a un nutrido grupo de jóvenes que ayer, en la playa de Valdoviño, se dedicaron a difundir unas publicaciones solidarias para denunciar lo que consideraban las causas de los grandes problemas de nuestro maltratado mundo: el hambre, el paro y la precariedad y la esclavitud infantil. Desde luego que hay muchas otras cosas que se pueden hacer en una playa, pero no creo que ninguna sea más loable. Mucho mejor nos iría a todos si en vez del 'conservador botellón', nuestros jóvenes se dedicaran más a denunciar los males del mundo. Felicidades.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 26 de julio de 2002