El lema de los gobernantes de Benicàssim debe de ser algo parecido a: 'Dejad hacer de todo, porque por lo menos lo hacen aquí'. Entre las 2.00 y las 4.30 de la tarde no hay siesta, se corta el césped, se talan los árboles, se 'chapucea' con el coche probando los altavoces o llevando las revoluciones por minuto del motor a sus máximos valores, etcétera. Toda esta actividad de bricolaje amenizada con música 'máquina' a todo volumen.
Es cierto que tenemos un acto cultural muy importante en Benicàssim: el FIB. Los conciertos al aire libre; la gente limpia, aseada y educada en las terrazas de verano; se respira un ambiente de respeto y amabilidad por las calles; los devueltos de comida, orines y heces se acumulan en los sitios más insospechados, y los borrachos y/o drogados deambulan por las calles con las pupilas dilatadas como aceitunas a pleno sol hasta el gran colocón del concierto del día. Es una imagen de lo más representativa de lo que Benicàssim es y puede llegar a ser... ¡aún peor!
Con la siesta truncada y el FIB, no puedo más que recordar que, desde el 15 al 31 de agosto, las verbenas de verano tampoco dejarán dormir a los que quieran descansar durante la noche: ¡está prohibido!
¿Y qué hace la policía local ante las quejas de los vecinos por el bricolaje a la hora de la siesta, de la gentuza que deja en el municipio la comida en las esquinas, ya sea vía oral o de otra forma, y de las verbenas hasta el amanecer? Está muy claro que siguen las consignas de sus responsables: ¡nada!
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 26 de julio de 2002