Pregunta. Ha pasado un año desde su elección como presidente de la Caja General. ¿Es usted hoy más economista que político?
Respuesta. Tengo más claro mi trabajo y lo hago con más conocimiento. He pasado por una fase de adaptación. El año ha sido positivo para la empresa, que ha tenido un comportamiento muy bueno. No son facetas antagónicas. Hay que intentar ser quien uno es y ha sido siempre y aplicar los conocimientos adquiridos a lo largo de la vida en el trabajo que se esté desarrollando.
'La ley Financiera pone en peligro el marco jurídico de las cajas a largo plazo'
'Una hipoteca es solidaria porque se accede a la propiedad de los bienes'
P. ¿Se puede hacer socialismo desde una caja de ahorros?
R. En cualquier faceta hay maneras de actuar. Una persona tiene unas creencias que en cualquier circunstancia aplica. Se pueden hacer las cosas más sociales o buscar más consensos; se puede intentar que todo el mundo se sienta partícipe. Se trata de transmitir las ideas profundas que uno tiene y de hacer partícipe a la gente. Las cajas tienen un criterio social de trabajo, no son un banco clásico, y nosotros estamos intentando que La General, además de funcionar bien, sea la caja de la cultura y la solidaridad. Hemos planteado ideas nuevas, como los microcréditos o la tarjeta solidaria.
P. Pero tanto los microcréditos como las tarjetas solidarias parecen más bien una argucia publicitaria.
R. El hacer las cosas bien tienen repercusión. La idea inicial no era publicitaria sino de ayudar a los desfavorecidos. Si eso además tiene un reconocimiento pues mejor. Hemos sido los primeros en España en hacer eso.
P. Entre los favorecidos y los desfavorecidos, sin embargo, hay un franja amplísima de personas que son los clientes normales que piden créditos. ¿Las hipotecas son solidarias?
R. La hipoteca es solidaria porque gracias a ella muchas personas se hacen con sus bienes en propiedad. Esta caja apoya a la economía andaluza esencialmente a través del crédito y hemos tenido un incremento de préstamos en los últimos doce meses del 18%. Esa es nuestra manera de colaborar con los ciudadanos.
P. ¿Cuántas oficinas de la caja le quedan por visitar?
R. Muchas; son 439. Esta mañana he estado en dos. Yo visitaré todas las oficinas a lo largo del mandato y le daré la mano a los 2.100 empleados de la caja.
P. Los datos económicos apuntan a un mantenimiento de la recesión. ¿Cómo va a influir sobre Andalucía?
R. Nosotros tomamos la decisión de ser muy cautos. Había dos opciones; pensar que era una crisis corta y continuar una política expansiva o ser precavidos y prevenir las insolvencias. Optamos por la segunda posibilidad y dotamos las reservas para no tener ninguna dificultad aunque hubiera menos resultados. Andalucía, por su lado, está creciendo a pesar de la crisis. El tejido económico andaluz ya es sólido y no parece que vaya a tener problemas.
P. A la vista de las controversias acaecidas en los últimos doce o quince años ¿cree que la Junta no planteó bien la creación de la caja única?
R. La Junta ha querido fortalecer el tejido financiero andaluz. Hay dos maneras para tener entidades fuertes para afrontar el crédito o las inversiones en la comunidad: abogando desde un sistema de fusión o desde el de colaboración. Las dos son legítimas, pero desde nuestra perspectiva la colaboración entre las cajas permite reducir los costos, mejorar la eficiencia o acurdir juntos a determinadas cosas. No haría falta avanzar más allá. La fusión de las cajas no es necesaria. Se pueden sacar concursos comunes, como el de la telefonía; hacer una empresa común de transportes de fondos. O sindicar acciones en una gran empresa. Las cajas ya hemos empezado un proceso de estudio de las posibilidades de cooperación. Si el futuro dice que es necesario hacer más cosas pues lo veremos.
P. Esa solución hubiera ahorrado ingentes discusiones.
R. La gente da ideas y se debaten. Al final se decantan las posiciones. Hay quien opina que aún son necesarias las fusiones, como las cajas de Sevilla. Nosotros creemos que para Andalucía es bueno que existan varias cajas y ocupen espacios separados.
P. ¿Y la Junta está convencida ya de este planteamiento?
R. La Junta ha animado siempre el fortalecimiento del sistema financiero y todo lo que conduzca a ello le parecerá bien. La propuesta que hago no es nueva. Está en resoluciones de hace dos años. El PSOE habla del fortalecimiento mediante la colaboración..., además de las fusiones.
P. Uno de los argumentos para crear la caja única era el riesgo de desaparición de las entidades pequeñas cuando se liberara el mercado europeo. Lo cierto es que no ha ocurrido.
R. Una caja que haga bien su trabajo puede subsistir al margen de su tamaño. Hay cajas grandes y chiquitas y cada una cumple su papel. La eficiencia es lo que hace que al final pueda una caja subsistir.
P. Usted ha hablado del proceso abierto de las cajas para cooperar entre sí. ¿Se podría llegar a intercambiar bases de datos?
R. Bases de datos no, porque lo prohibe la Agencia de Protección de Datos. Sí se pueden plantear productos comunes, plataformas informáticas comunes o plantear una entidad de solera común. Creo que todo se puede hacer, pero hay que tener la determinación de hacerlo. De hecho hay una voluntad general. Si al principio ponemos poco pero funciona avanzaríamos hacia metas más grandes.
P. ¿Qué opina sobre la ley Finaciera que prepara el Gobierno?
R. En esa ley hay varias cosas incomprensibles. En un sector, el de las cajas, que no hay problemas no se entiende que la intervención sea tan directa. Está en peligro el marco jurídico de las cajas a largo plazo. Al introducir las cuotas participativas se meten a personas que van a tener parte de la propiedad de las cajas. ¿Por qué no se usa otro mecanismo llámese deuda participativa o de otro modo? El sistema de las cajas ha funcionado bien durante cien años. Lo de la jubilación obligatoria a los 70 años es un debate ficticio. ¿Cómo se puede poner a unas empresas un límite de edad para que se jubilen sus órganos rectores y no a otras del mismo sector económico como los bancos?
P. Y del estatuto especial de las cajas de la Iglesia católica. ¿Qué opina?
R. En las cajas de la Iglesia se sustraen las competencias a las comunidades autonómicas y eso choca con los estatutos de autonomía. Sustraer una competencia organizativa es una invasión de competencias y un retroceso del Estado que se volverá en contra en el Tribunal Constitucional. No se entiende que en nuestro territorio una caja esté ligada a Madrid y las otras cinco a Andalucía.
P. Desde la tranquilidad en que está instalada La General ¿cómo calificaría lo ocurrido entre las cajas de Sevilla?
R. En La General tenemos un consenso casi absoluto. Eso da tranquilidad para trabajar con eficiencia y nos da una ventaja competitiva. Me gustaría que todas las cajas andaluzas disfrutaran del mismo consenso ya que si alguna no está en esa situación el disturbio nos afecta a todos.
P. Deduzco que prefiere no calificar lo ocurrido en Sevilla.
R. (Silencio).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 28 de julio de 2002