Iberdrola está haciendo caja a marchas forzadas. En los últimos días ha vendido su red de alta tensión y las empresas de agua. Sus desinversiones en los nueve últimos meses suman 1.676 millones de euros y equivalen al 55,36% de las previstas por la compañía hasta 2006.
La urgencia en desinvertir responde a la necesidad de recabar recursos para centrarse en el negocio energético de la electricidad y gas, tras sus veleidades en otros sectores durante los últimos años.
El objetivo, para cuyo cumplimiento la compañía se ha enfrascado en una profunda organización estratégica, es duplicar sus ingresos y beneficios actuales en 2006. El grupo cerró el primer semestre con un aumento del 36,2% de la facturación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 28 de julio de 2002