Lo del señorito Arenas empieza a ser preocupante, ahora se proclama harenero (con hache de harén), pretende rodearse de muchas, muchísimas mujeres para 'designarlas' alcaldesas. Ahora que las mujeres estamos de moda y somos un reclamo electoral pretende, el muy listo, apoderarse de nuestros logros, que son debidos al tenaz trabajo de las mujeres progresistas españolas, desde hace tiempo.
El señorito Arenas incluso hace un amago chulesco y competitivo al PSOE con relación a la inclusión de más mujeres en las listas electorales, retando a ver quién nombra a más alcaldesas. Vale, pero no se trata de eso. Lo que garantiza el progreso de las mujeres en política son las normas legales, también internas en los partidos políticos, que evitan que la incorporación o no de mujeres en las listas electorales dependa de coyunturas puntuales y pasajeras aconsejadas por el marketing político.
Además, con la tendencia que tiene el PP a desarrollar el feminismo redentorista, podría ponerse en cuestión que todas esas mujeres que piensa poner como alcaldesas sean de las que tienen conciencia de género y por ende solidarias con las demás mujeres, incluso con las chicas acosadas sexualmente en sus propias filas, por ellos mismos. El señor Arenas se debe de creer que el nivel de entendimiento de las mujeres españolas es el que proclaman en la tele-basura desde el Gobierno de su partido. El señor Arenas, sin lugar a dudas, no nos tiene respeto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 30 de julio de 2002