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La nueva ola de violencia sorprende a los barrios más conflictivos de Belfast

Decenas de protestantes lealistas lanzan bombas incendiarias contra la policía

Sandy Row, un enclave protestante muy cerca del centro de Belfast, vivió en la madrugada del lunes una segunda noche de violencia. Una turba de unos 75 protestantes lealistas protagonizó varias horas de acciones vandálicas de una violencia cuya intensidad ha sorprendido, a pesar de la cascada de incidentes que se viven en los barrios más conflictivos de Belfast desde hace ya muchas semanas.

Los disturbios se iniciaron a las dos de la madrugada del domingo y se repitieron ayer. El domingo, unas 60 personas se enfrentaron a la policía con bombas caseras y quemaron tres automóviles. Fueron detenidas cuatro personas. Un policía fue ingresado en el hospital con heridas en la cabeza. Ayer se repitieron los incidentes en los que ardieron un autobús, un coche y algunos escaparates. La policía disparó varias pelotas de goma y practicó dos detenciones.

Monica McWilliams, diputada de la Coalición de Mujeres, un grupo que intenta superar las diferencias sectarias, y que representa lo mismo a mujeres católicas que protestantes, se declaró "muy preocupada por la gente que vive en lugar". "Los disturbios nunca son una manera aceptable de denunciar los problemas locales", declaró. Los incidentes también fueron condenados por Alasdair McDonnell, diputado por el sur de Belfast en representación del SDLP, partido de los católicos nacionalistas, moderado.

La violencia ha vuelto a convertirse en un mal crónico en Irlanda del Norte. A los habituales excesos provocados en julio por el calor, el alcohol y las marchas orangistas se suman el creciente desencanto protestante y la amenaza de una crisis institucional que parece haberse quedado para después del verano.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 30 de julio de 2002