Miguel Martín (San Sebastián, 1956), director del Festival Internacional de Jazz donostiarra durante 17 años -en dos etapas-, hizo ayer balance y despidió la 37 edición del certamen, aún con la resaca del concierto ofrecido la víspera por James Brown. El tiempo no ha acompañado el desarrollo del festival, pero tampoco lo ha deslucido, según Martín.
Pregunta. ¿Se siente satisfecho con el desarrollo del certamen?
Respuesta. Hemos superado todos los récords. Unas 55.000 personas han asistido a los conciertos ofrecidos en los siete escenarios, frente a las 45.000 de 2001. Sólo el Escenario Verde ha reunido en la playa entre 2.000 y 3.000 espectadores diarios. Y eso, pese al mal tiempo.
P. Supongo que será el mejor refrendo a la programación.
R. Todos los conciertos han sido de notable alto y, algunos, de sobresaliente. Ha sido gratificante comprobar que James Brown, una figura casi de leyenda, está en forma. Sobre todo, cuando uno lo programa como algo que tiene valor de recuperación histórica y luego se transforma en una propuesta de enorme valor musical. Por no hablar de las actuaciones de Elvin Jones, Nils Peter Molvaer, Abdullah Ibrahim, David Murray o Chick Corea.
P. ¿Siente que ha abierto los ojos del gran público?
R. Creo que he descubierto a muchos músicos. ¿Cuánta gente conocía a Isaac Turienzo, Larry Goldings, Vibes o incluso Richard Bona? O a Fisk University Jubilee Singers, el mejor grupo de espirituales del mundo, programado por esta lógica de difundir los antecedentes del jazz.
P. ¿No hay ningún punto negro?
R. Ha habido un ligero incidente con Llorca, que dio su concierto con mucho éxito y al día siguiente, cuando tenía que pinchar, se le llamó para que probara la cabina, dijo que no hacía falta y luego exigió recursos técnicos irresolubles. Fue bastante desagradable porque se bajó y se fue.
P. ¿El Escenario Verde es la gran apuesta para los próximos años?
R. Sin duda. Se ha demostrado que la idea tiene mucha aceptación y que se puede trabajar en esa dirección. Pero hay que hacerlo poco a poco. Quizá tengamos que mejorar la programación: buscar grupos un un poco más de punch.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 31 de julio de 2002