Esta cala, cuyos estupendos fondos de Poseidonia oceanica y abundantes bancos de peces han sido machacados día tras día durante innumerable veranos por las anclas de no menos de 50 barcos de recreo, esperaba un momento de lucidez por parte de la autoridad competente que limitara el anclaje a la parte exterior de la cala o el amarre de los barcos a unas boyas estratégicamente ubicadas para que no dañaran el fondo.
Pero ese momento no ha llegado. La autoridad competente ha señalizado la entrada a la cala La Sardinera y la zona de anclaje con boyas que cubren más del 80% de la superficie de la misma llegando casi hasta la orilla con harta molestia para los bañistas que se ven obligados a nadar sorteando barcos.
A pesar de todo aún es posible ver algún pez despistado huyendo del fusil de un submarinista pero la destrucción del fondo continúa y, a este paso, dentro de poco la única fauna marina que podremos contemplar será la del oceanográfico de Valencia. ¡Qué lástima!
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 3 de agosto de 2002