Los mercados de valores cierran la semana con nuevas pérdidas como consecuencia de la doble desconfianza de los inversores hacia la gestión de las empresas y hacia la situación económica.
En esta última sesión, un reducido número de valores trató de forzar un rebote alcista de las cotizaciones, pero los inversores apenas secundaron ese movimiento por carecer de garantías suficientes de continuidad. La discreta mejoría del tipo de cambio en Brasil contribuyó en parte a la relativa tranquilidad de los mercados, pero no consiguió que el dinero superara al de las sesiones anteriores.
La Bolsa de Madrid pierde el 2,17% en esta semana y el Ibex 35 el 3%, un recorte razonable si se tiene en cuenta el ambiente en que se han movido los mercados.
Las reticencias de los inversores a tomar posiciones, incluso con unos precios teóricamente bajos, se justifica por la incertidumbre sobre la recuperación de la economía, tanto en Estados Unidos como en la UE. La revisión a la baja de las previsiones de incremento del PIB español para este ejercicio realizadas ayer mismo, con un recorte de dos décimas, es la consecuencia de las expectativas que manejan las empresas respecto de sus beneficios y así ni siquiera la inversión a corto se arriesga a tomar posiciones de un día para otro.
Los datos estadísticos conocidos ayer en la eurozona y en Estados Unidos muestran el deterioro de la confianza en la recuperación, con descensos en los pedidos a fábrica y de bienes duraderos en Estados Unidos y del índice de confianza en la eurozona. Sólo los empresarios europeos rompieron una racha negativa de ocho meses en sus expectativas, pero se trata sólo de eso, de expectativas frente a las evidencias.
La contratación en el Mercado Continuo fue de 1.520,72 millones de euros, otra cifra baja que confirma que ni siquiera los bajos precios animan a los inversores.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 3 de agosto de 2002