Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
OPINIÓN DEL LECTOR

Alarmante

La situación de degradación que se vive en el barrio de Cuatro Caminos (Madrid) es alarmante. Entre las calles Topete, Almansa y Carnicer están abiertos un sinfín de negocios: locutorios, peluquerías, y sobre todo bares de copas regentados en su mayoría por personas procedentes de Santo Domingo. El comportamiento de una gran parte de esta población inmigrante deja mucho que desear, pues en lugar de adaptarse a nuestras costumbres, son ellos los que han marcado territorio. No respetan reglas de urbanidad, los escándalos a todas las horas del día, e incrementados por la noche, son demenciales, de tal manera que no nos dejan descansar. El trapicheo con drogas es notorio. No podemos asomarnos a la calle ni pedirles que bajen la voz, te contestan con palabras soeces, y te provocan para armar peleas, e incluso te tiran botellas a tu balcón. Orinan en la calle, tiran los cubos de basura y esparcen el contenido. Juegan al balón a cualquier hora de la noche. Sacan sillas y se sientan en las aceras hasta altas horas de la madrugada, consumen bebidas en la calle, tienen peleas entre bandas rivales, etcétera.

No se entiende cómo las personas que supuestamente vienen a España a buscar una vida más digna que en su país se gastan el dinero en bebidas y perjudicando su salud. Los españoles también hemos sido y somos emigrantes, pero nos atenemos al refrán: 'Donde fueres, haz lo que vieres'.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 3 de agosto de 2002