Las ciudades de Torrelavega (Cantabria) y Alcobendas (Madrid) tienen proyectos específicos para que la escultura pública modifique sus entornos. Otras piezas de arte ya forman parte del paisaje de Pirineos (Huesca), Barcelona, Pontevedra y Málaga, con las firmas de escultores contemporáneos. El programa de escultura pública de Torrelavega es una iniciativa de su Ayuntamiento, que ha colocado desde 1999, en las glorietas del Bulevar Ronda, un conjunto de seis esculturas, con un presupuesto de 300.000 euros. En este corredor artístico se han situado las obras de Miquel Navarro, Adolfo Schlosser, Chema Alvargonzález, Jaume Plensa, José Pedro Croft y Juan Asensio, realizadas en acero, hierro, piedra y granito.
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Otro proyecto municipal va a convertir a Alcobendas en una referencia europea sobre la escultura pública. Arte en la ciudad tiene prevista una primera fase el próximo mes de febrero, con la inauguración de esculturas de Stephan Balkenhol, Sol LeWitt, Rui Sanches, Richard Long, Liam Gillick, Julian Opie, Jorge Oteiza, Juan Navarro Baldeweg, Ilya Kabakov, Ettore Spalletti y Anthony Caro. El presupuesto es de 900.000 euros.
El crítico de arte Fernando Francés dirige estos programas, la selección de los artistas y el sistema de los proyectos site specific. Los escultores visitan o conocen el lugar concreto y aportan su proyecto, que no incluye la producción. 'El caso de Torrelavega responde a dar contenido cultural a un entorno que estaba degradado, mientras que Alcobendas se plantea un modelo de ciudad y una apuesta por la cultura con un sello de calidad, que aportan artistas internacionales. Los dos programas tienen el impulso personal de los alcaldes', declara Francés.
Los escultores piensan las obras para los lugares concretos de la ciudad, que incluso se modifican. En Alcobendas, además, se creará un centro de interpretación de la escultura contemporánea. Francés destaca que las ciudades buscan con las esculturas añadir un valor cultural y de calidad, 'marcar las diferencias con el factor cultura', que afecta también al turismo y la atracción de empresas tecnológicas limpias. 'Es esencial que se considere patrimonio público y de la ciudad'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 3 de agosto de 2002