La vivienda se ha convertido en refugio para el dinero. Los malos resultados de la Bolsa y las escasas ganancias que proporciona la renta fija han hecho del ladrillo una atractiva inversión por su fuerte revalorización. Durante los últimos 12 meses, la vivienda se ha encarecido entre un 10% y un 17%, y eso apenas ha servido para frenar el impresionante ritmo de construcción, superior a las 500.000 viviendas al año.
Los expertos reconocen su estupor, pero no creen estar al borde del estallido de una burbuja especulativa. Si bien consideran que los crecimientos actuales no son sostenibles, no esperan una paralización repentina del mercado y un desplome en los precios. Si acaso, algo más de moderación. Concretamente, calculan que el año cerrará con una revalorización de los pisos del 10% aproximadamente, y una producción de unas 450.000 viviendas.
Según los analistas, frente al medio millón de viviendas iniciadas al año, la creación neta de hogares es de sólo 300.000, lo que indica que, aunque hay una demanda social muy importante, a la vivienda está llegando 'dinero que no sabe adónde ir ', sobre todo si se tiene en cuenta que en lo que va de año la Bolsa de Madrid ha caído el 22,12% y la renta fija apenas compensa la inflación.
Los bajos tipos de interés y el alargamiento de los plazos de los créditos compensan el incremento de los precios, de manera que hoy el esfuerzo de comprar un piso, medido como la proporción de renta destinada a pagar la hipoteca, es similar al registrado en 1995. Eso sí, el nivel de endeudamiento familiar ha crecido 37 puntos en ocho años.
Aunque a un ritmo algo menor al de hace meses, todo se vende, y la vivienda representa ya el 70% de la riqueza total de los hogares españoles.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 4 de agosto de 2002