'Ha llegado el momento de decir hasta aquí hemos llegado'. El presidente del Gobierno, José María Aznar, expresó ayer, tras reunirse con el Rey en el palacio de Marivent (Palma de Mallorca), su disposición a emprender 'lo antes posible' la ilegalización de Batasuna. 'No estoy dispuesto a que por más tiempo la basura que son los dirigentes de Batasuna sigan paseándose libremente, impunemente, por las calles mientras los españoles tenemos que enterrar víctimas inocentes, niños incluidos', sentenció en alusión al terrible atentado que mató el domingo a dos personas en Santa Pola.
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Con el dolor y la indignación por el atentado en Santa Pola que costó la vida a una niña de 6 años y un hombre de 57 y causó heridas de diversa gravedad a otras 34 personas, Aznar anticipó la pronta ilegalización de Batasuna: "Está contemplada por la ley y, por la parte que a mí me corresponde, espero y deseo que se produzca lo antes posible". El presidente añadió que "ya se están estudiando en todos sus ámbitos todas las iniciativas que la ley prevé".
"Me produce una repugnancia insoportable tener que asistir hoy [por ayer] al entierro de una niña de siete años y de una persona de 50 y al mismo tiempo saber que existen dirigentes responsables de estos crímenes que se están paseando como auténticos chulos por las calles del País Vasco", explicó Aznar a la salida de su reunión de casi hora y media con don Juan Carlos.
El presidente manifestó su esperanza en que compartan esta posición "la mayoría de la sociedad, la totalidad de las instituciones y la gran mayoría de fuerzas políticas", y emplazó al PNV y al Gobierno de Ibarretxe a "poner coto a los desafueros" y a mantener la actitud ante Batasuna "que tenían que tener desde siempre".
A causa del atentado de Santa Pola, después de reunirse con el Rey, Aznar interrumpió su plan privado de veraneo. Compareció ante los periodistas y después de comer viajó hasta Alicante para asistir al funeral por los dos asesinados el domingo por ETA. Por la noche regresó a Menorca donde pasa las vacaciones junto a su familia.
Ultimatos de Ibarretxe
El presidente se refirió al plazo de dos meses que el Ejecutivo vasco dio el 9 de julio al Gobierno central para culminar las transferencias autonómicas. "Sería razonable que en lugar de mandar ultimatos o desafíos al Gobierno, los manden a los responsables de estos crímenes. Ésa es su obligación".
"No creo que estemos en el País Vasco ante un problema de transferencias", manifestó Aznar. "Alguien lo puede plantear de esta manera para ocultar que estamos ante otra cosa. Estamos ante un problema de terrorismo, de libertades, de democracia. Ése sí que es el problema y tenemos que solventarlo".
El jefe del Ejecutivo agregó sobre el País Vasco que "la democracia española y el Estado de derecho ya han hecho todas las acciones que tenían que hacer en la integración, tolerancia y moderación".
Se declaró dispuesto a intensificar el diálogo con el Gobierno que preside Juan José Ibarretxe pero situó la barrera de esa relación en "la lealtad institucional, el respeto a la Constitución y al Estatuto de Autonomía". "Sobre estas bases todos los diálogos son posibles, fuera no hay más que terrorismo y no va a haber otro compromiso que terminar con el terrorismo".
Aznar añadió que realizará "todas las acciones" que le corresponden "en el marco de la ley para acabar con situaciones que son inaceptables e intolerables para una conciencia recta".
El manifiesto inicial del presidente fue para expresar sus sentimientos de solidaridad y "absoluta cercanía a las víctimas", su "afecto, cariño y sentimiento", y la confianza en las fuerzas de seguridad del Estado por su "tarea encomiable y admirable".
Aznar reprochó a quienes sostienen que en materia de terrorismo "hay que seguir haciendo lo mismo y no variar, o que lo mejor es que haya criminales que anden sueltos por las calles porque esto es lo mejor para las víctimas", dijo en alusión a quienes se oponen a la ilegalización de Batasuna.
El jefe del Ejecutivo subrayó que "la democracia española no acepta ningún tipo de desafíos de nadie y es fuerte y sólida para ganar la batalla". "[Los terroristas] van a pagar muy caro y espero que pronto. Y no estoy hablando de venganza, sino de que una justicia recta e implacable caiga sobre ellos con todas sus consecuencias".
"El año político empezó desgraciadamente con el terrorismo del 11 de septiembre, y desgraciadamente debemos seguir hablando de terrorismo también en agosto", refirió el presidente del Gobierno para concluir que "el combate será duro", algo que la sociedad española tiene que saber, dijo, porque se adoptarán "medidas y sacrificios" antes de conseguir "la victoria definitiva y la derrota sobre el terror".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 6 de agosto de 2002